En la habitación verde y tranquila, dentro de su cama se encuentra un conejito. "Buenas noches, habitación tranquila. Buenas noches, luna". En este clásico de la literatura infantil, apreciado por generaciones de lectores, la pausada poesía de las palabras y las suaves y apacibles imágenes se combinan creando un libro perfecto para el final del día.