HabÃa una vez una sensata lÃnea que estaba perdidamente enamorada... de un punto. "Tú eres el principio y el fin, el eje, el núcleo y la quinaesencia", le decÃa con ternura, pero el frÃvolo punto no estaba ni un poquito interesado, pues sólo tenÃa ojos para una desparpajada lÃnea curva. La recta, sin embargo, se encargó de demostrarle lo maravillosa que podÃa llegar a ser.