Robotito ha perdido su tornillo favorito y está muy triste sin él. Le ayudan a buscarlo, entre otros, el oso, la liebre y la lechuza, pero el tornillo no aparece y los animales no consiguen consolar a Robotito. Cuando parece que el tornillo se ha perdido para siempre y que Robotito se quedará así de triste, aparece el castor que, además de hacerle a Robotito un nuevo tornillo, le regala otras cosas mucho más importantes.